En las oficinas públicas de mi ciudad, trabajan dos hombres a quienes una, en calidad de habitante de esta comuna, tiene que ir a ver de vez en cuando y por diferentes razones.
Ambos comparten una misma oficina y sus escritorios son vecinos. Uno de ellos es sumamente ordenado (o, al menos, aparenta serlo) y el otro, es normal, así como yo;)
El ordenado tiene en la pared atrás de su escritorio un crucifijo y sobre su mesa, una bandera alemana. O sea, la idea conservadora (y algo más) de Patria y Dios.
El otro, tiene una bandera multicolor sobre su escritorio, de esas que dicen que tú aceptas a los homosexuales.
El primero es muy pesado con los extranjeros y probablemente, con todos. Y el otro, es muy simpático con todos...
A veces, da ganas de preguntarle a Dios: "¿Por qué Señor, por qué?"
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