Ingeniero alemán cuenta -a propósito de la Operación Gorila- que él trabajaba en Eslovaquia en un proyecto de auto eléctrico.
Había fondos de la UE para apoyar proyectos y el suyo -de la empresa para la que trabaja- era uno muy bueno y que, sin duda, recibiría los fondos.
Sin embargo, llegados a este punto, la empresa -y él, personalmente- comenzaron a recibir visitas de personeros políticos eslovacos, quienes les exigían pago de sobornos para darles definitivamente los fonfos europeos.
El ingeniero y la empresa a su cargo se negó y... perdieron los fondos, simplemente y aunque el proyecto era uno de los ganadores, no lo financiaron por negarse a pagar coimas.
Así es como se pierden las oportunidades de surgir, de progresar, de mejorar y se cae cada vez más hondo en el pantano de la corrupción. Comentaba el mismo ingeniero.
1 comentario:
Nada distinto de lo que pasa en la mayoría de los países en Latinoamérica donde leste tipo de prácticas es común. Afortunadamente, en Chile este tipo de situaciones son más escasas.
Publicar un comentario