El sábado por la mañana, el administrador de una cuenta de Twitter de la AfD me dijo que a mí me hacía falta un hombre… Que, soy así, porque no tendría un hombre. Por tal, se entiende un marido, un conviviente, llámenlo como quieran. Y el AfD-adepto fue más allá y agregó que el hombre que me hacía falta, tenía que ser un conservador. ¡Lo único que me faltaba…!
Más tarde, alguien dijo que, después de la proposición de disparar a los refugiados y de eliminar la obligatoriedad de la educación escolar, lo único que le falta a la AfD es imponer la obligación de casarse y luego, de tener más de tres hijos. Bueno, esto de los tres niños, ya lo propuso Petry, hace tiempo[1].
En otras palabras, me haría falta un hombre y uno del propio sector de la AfD, ultraconservador, para que yo no escriba en Twitter las cosas que escribo. Como se pueden imaginar, esta persona, con su visión de túnel, llee sólo las que escribo relativas a la AfD. A propósito, mi dirección es @MartaSalazar Follow me!
Si esto no es sexismo, no sé qué es. En el pasado, en la sociedad que los movimientos ultraconservadores añoran, la mujer debe casarse con un hombre mayor que ella, que la tranquilice, la guíe, le dé órdenes. El marido tiene que reemplazar la figura del padre y llevar a la mujer por el camino apropiado.
Jutta Burggraf dice en su artículo En la escuela del dolor (que traduje alguna vez[2]), cita al famoso personaje alemán, aún en boga, el llamado Barón Knigge: “Knigge aconseja a las mujeres sólo acercarse a sus maridos con sumisa deferencia, estudiar su carácter, obedecer inmediatamente sus órdenes y, a sus palabras fuertes, dar a lo más, una respuesta suave. Sólo así, cumplen con su obligación de ser joya y adorno para su marido”.
"Ellas deben ser dulces, amables y útiles", advierte Ernst Moritz Arndt (siglo 18 y 19). No sé qué entendería EMA por ser útiles… Otro autor, Joachim Heinrich Campe (siglo 18 y 19), señala que la mujer debe tocar, para su marido, música suave y apacible, sonreírle alegremente. De "rodearle tal como una ola suave y armoniosa y, con graciosos movimientos de sus manos, limpiar el polvo de su frente" habla Arndt[3].
Jutta se pregunta: “Frente a tales desatinos, cabe preguntarse ¿cuánto sufrimiento inútil y sin sentido debieron soportar nuestras bisabuelas?” Muchos dirán que no fue sufrimiento, que eran felices así, que no conocían otra cosa y que no hay que despertar caballos que están durmiendo[4], como ne han dicho a mí muchas veces, cuando hago ver este tipo de cosas ahora, actualmente, con respecto a la vida de algunas de mis amigas (de los siglos 20 y 21).
No, contrariamente a lo que me dice el administrador de la cuenta de Twitter de la AfD de Berlín-Lichtenberg, no necesito un hombre que me guíe. Puedo pensar por mí misma… Sé que le será difícil entenderlo.
Si esto no es sexismo… Sí, en los sectores conservadores de la sociedad alemana hay mucho sexismo. La suya es una sociedad patriarcal. Hay mucha violencia contra la mujer, ya sea física o psíquica. Pienso que una relación de dependencia (absoluta o relativa) del hombre sí es violencia. Y doy testimonio que amigas mías se han separado del marido, porque esta situación les resultaba insoportable. Pienso que para los hombres debe ser igual de agotador...
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[1] “Die Politik habe eine Eigenverantwortung, das „Überleben des eigenen Volkes“ sicherzustellen. Wünschenswert sei, dass eine deutsche Familie drei Kinder habe”. „ÜBERLEBEN DES EIGENEN VOLKES SICHERSTELLEN“ AfD: Petry will Volksentscheid über Abtreibung
[3] Ver La escuela del dolor (Jutta Burgraff) Es un poco difícil leer el texto; pero no encuentro otro online.
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