viernes, 3 de octubre de 2014

Acoso en un avión


Ahora que, gracias a la película Die Auserwählte (pueden verla en ARD, a partir de las 8 PM; no está disponible antes para proteger a los menores de edad) el tema de los abusos sexuales de menores han vuelto a ser tema en Alemania, me gustaría referirme brevemente al mismo.

Ley voy a contar lo que me pasó a mí la primera vez que vine a Alemania. Yo no era "inocente", como le llaman algunos a la gente que no tiene idea de sexualidad -yo le llamaría estupidez-. Sin embargo, nunca me había visto enfrentada a la promiscuidad, que sabía que existía; pero no cerca mío.

La primera vez que vine a Alemania, por intercambio escolar, cuando tenía 16 anos, una joven peruana quedó como mi vecina de asiento. Ella emigraba a los EEUU (porque el viaje era más barato, viajamos a través de EEUU); pero aún no hablaba nada de inglés...

En el asiento de adelante, viajaba un alemán -se veía de clase media- cuarentón o cincuentón, de esos de cara redonda y propios de una época pasada. Me contó -en alemán- que era ingeniero y había estado en Chile trabajando.

Nos pusimos a conversar, me interesaba saber su impresión de Chile, me refería a la economía, a la política, a la ingeniería, a la sociedad y que me contara de Alemania. Nada más. Hasta ese entonces, yo había hablado -en Chile- con muchos hombres de su edad -y también más viejos y más jóvenes- y no tenía qué temer.  Más bien, no se me habría pasado por la mente que pudiese existir una relación que no fuera la del respeto mutuo y de la no-sexualización...

No se me había pasado por la mente pensar que hablar con un hombre pudiese dar a este el derecho o la prerrogativa o la impresión de que yo estaba dispuesta a algo más o que lo podía satisfacer en su decadente animalidad sexual de viejo gordo y -probablemente, como ocurre en la mayoría de los abusadores- impotente y que por ello, se conforma con acercamientos baratos, absurdos y propios de un acosador.

La peruana me dijo que ella se cambiaría de puesto con el hombre alemán, porque quería sentarse al lado de otra peruana o algo por el estilo. Con el tiempo, me pregunto, si el supuesto ingeniero alemán no le habrá ofrecido algo para que ella se cambiara...

La cuestión es que, al aterrizar en EEUU, el hombre alemán, me tocó la pierna libidinosamente con un dedo y me miraba con cara de toro... más bien de vaca degollada. Por favor, qué asco...!!! Y en esa época, esto era algo habitual en Alemania -como me percaté luego-. Y después, que no se quejen de tener los colegios convertidos en un antro de pedofilia, al igual que los clubes deportivos, de fútbol, de natación (el caso del entrenador que se acostó con la ninita de 16 anos que entrenaba) y otras muchas aberraciones y perversiones sexuales de la peor especie.

No cerremos los ojos a esta realidad y ensenemos a nuestras hijas y a nuestros hijos a reaccionar inmediatamente frente a estos ataques...

No hay comentarios: