viernes, 31 de enero de 2014

Mohamed y Johannes


El miércoles en la tarde, volvíamos del pueblo con un amigo, caminando y al salir del paso bajo nivel, para peatones que comunica el centro del pueblo con la zona en que está el colegio, nos encotramos con tres ninitos chicos, uno de ellos en el suelo llorando y los otros parados en la calle, atemorizados.

A lo lejos, se veían otros ninos corriendo... o no, pero a lo lejos...

Yo le pregunté a los ninos chicos qué pasó... me contaron que un tal Johannes, de 8° ano, le había pegado al chiquito que estaba en el suelo. Le pregunté cómo se llamaba; me dijo que Mohamed. Los tres chicos eran todos de 4° ano. Cómo me han dicho varias amigas: no hay nada más detestable que la violencia hacia los ninos más chicos...

El ninito lloraba y se quejaba de mucho dolor en el hombro y el brazo. Los otros dos ninitos me dijeron que podía mover los dedos... Esto, ellos lo consideraban un buen signo.

Pero no podía mover el brazo...

Llamé a mi casa y pedí que vieran en internet si por casualidad y pese a ser miércoles en la tarde, el médico del pueblo atendía al menos una hora... Me dijeron que no: "miércoles cerrado", como es la costumbre inmemorial en Alemania.

Mi amigo propuso volver al pueblo, concretamente a la farmacia, allí podrían ayudar... Después me di cuenta que él pensaba en el efecto placebo (de esto había hablado Hirschhausen, el fin de semana anterior, en la conferencia Hirschhausen: el humor ayuda a curar).

Yo pensé que tal vez el pediatra que trabaja en el mismo edificio de la farmacia tenía abierta su consulta... (aún se puede creer en los milagros) un día miércoles por la tarde. Mi amigo pensaba que Mohamed podía tener el hombro dislocado...

Llegamos a la farmacia y el farmacéutico vió el hombro del nino (yo le saqué la chaqueta con dificultad, ya que se quejaba del dolor y no podía mover ni el hombro ni el brazo). Dijo que no podía decir nada sobre el tema... que sobrepasaba sus conocimientos; pero que le pidiera a sus papás que le pusieran hielo en el hombro y en el brazo.

Mohamed me había dicho que vivía en la xxxStraße -que queda muy cerca- así que hablé con los otros dos ninitos (un africano bueno para las matemáticas y un 100% alemán) para que lo acompanaran a su casa y hablaran con la abuelita que estaba esperándolo (los papás trabajaban los dos fuera de la casa y los hermanos eran ya grandes, así que también trabajaban, me había contado).

No hay comentarios: