A propósito del artículo A qué destinamos nuestro dinero..., les quiero contar una historia tristemente real.
Escolar de últimos anos de colegio me contó que tenía ciertas dificultades en matemáticas que le bajaban el promedio para entrar a la universidad y que eran la consecuencia de más de medio ano de estadía en el extranjero que le habían dejado ciertas lagunas que nunca había podido llenar.
Había pedido a sus papás que le pagaran clases particulares para cerrar esos vacíos que tenía. Sus papás había accedido. Las clases costarían menos si iba con una amiga (a su mismo nivel de matemáticas) que igualmente necesitaba ayuda y quería recibirla.
Los papás de la amiga le dijeron que no, porque las clases eran muy caras...
Mi amiga me contó que la familia de su amiga se iba de vacaciones todos los anos (muchas veces, más de una vez al ano) y que ella pensaba que tal vez podrían ahorrar en eso y destinar los fondos a mejorar las matemáticas de su amiga que realmente no era floja, se esforzaba; pero necesitaba algo de ayuda.
A la semana siguiente, me encontré nuevamente con mi amiga que me contó que su amiga había llegado con una chaqueta nueva de la marca xxx y que valía 200 euros... Mi amiga me comentó que, con 200 euros habrían podido pagar bastantes clases de matemáticas para su hija... Pero parece que prefieren comprarle una chaqueta cara antes de invertir en su cerebro... La ropa antes que la educación...
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