lunes, 27 de mayo de 2013

Fútbol o física...


Hace algún tiempo, volvía de misa de 11 y a esa hora (a la hora de la salida de misa en el pueblo) hay -casi todos, pero no todos los domigos- partido de fútbol en la cancha del pueblo.

Jugaba el equipo local con otro de otro lugar de la ciudad. En "la tribuna", que no es nada más que una plataforma de cemento y baldosas baratas, de esas para afuera y un tubo de metal, donde el público se puede afirmar... nos encontramos, un matrimonio turco y yo fumando y viendo el partido.

El matrimonio turco era sencillo, austero en su forma de presentarse y humilde, en su forma de ser y de conversar. De esa gente agradable... Entablamos conversación. Me contaron que su hijo jugaba en el equipo visitante. Me di cuenta que jugaba muy bien, uno de los mejores jugadores y que era bastante delgado (lo que no siempre ocurre en estas ligas locales...) y tenía pinta de tener las cosas bajo control.

Les seguí preguntando. Ellos me contaron que su hijo había despertado el interés de los scouts de clubes de la Bundesliga. Que lo habían observado en muchos partidos y estaba citado para el último de los juegos, que sería el decisivo para ver si lo contrataban en un club grande e iniciar así una carrera en el fútbol profesional.

Pero que a ese partido no había ido, simplemente lo había dejado pasar... El sueno -pensé yo- de muchos ninos inmigrantes, muchas veces azuzados por sus papás que han invertido horas de "entrenamiento paternal" para que su retono se convierta en un astro del balón pié (el padre de Mario Gomez, por ej.) y el aspirante no va...

Tal vez, al papá del chico turco no le parecía tan importante que su hijo llegase a ser una estrella del fútbol...

Ellos me contaron que su hijo estaba en el XXX Gymnasium (estatal, pero muy bueno, con especial énfasis en las ciencias naturales...) y que, en realidad, lo que más le gustaba era la matemática y la física y que quería (ese ano escolar, esto es, el siguiente ano calendario) hacía el Abitur o bachillerato y quería estudiar física.

Me dijeron que esta era la razón por la cual había decidido simplemente no asistir al último partido en que podrían haberlo seleccionado para una carrera como futbolista: prefería estudiar física y se había decidido por una carrera universitaria.


1 comentario:

esteban lob dijo...

Hola Marta:

Verdaderamente es un caso excepcional.
Acá en Chile hay padres que van a los partidos de sus hijos en divisiones menores de los clubes de primera línea los domingos por la mañana, para "aleonarlos", e increpar al árbitro y a sentirlos como tabla de "salvación familiar" convencidos que el retoño de 13 o 15 años de edad está destinado a ganar fortunas con el fútbol.
El infortunado aspirante a crack generalmente sucumbe ante la tremenda responsabilidad y por supuesto los que llegan a la gloria deportiva son los menos.

Un beso.