jueves, 26 de abril de 2012

La barrera del estacionamiendo de la iglesia

Acabo de ver al hombre viejo con bigotes responsable de que exista una barrera que impide la entrada al estacionamiento de la Iglesia del pueblo.

Resulta que los ninos del colegio básico (de 1° a 4°) venían de la mano y con sus pasitos chiquitos a participar en una ceremonia (liturgia de la palabra) a la iglesia.

Eran lentos, ya que con sus piernas cortitas no son tan rápidos y además, eran muchos. Un hombre (el mismo que acabo de ver en el pueblo y que se sigo comportando igualmente mal educado) que había estacionado su auto en el estacionamiento de la iglesia los reta y les dice de muy mala forma que se apuren, ya que él tiene que salir.

Yo pasaba por ahí y ví la escena. Le llamé la atención y le dije que tuviera paciencia que los ninos iban a la iglesia. Lo que a él no le importó y siguió reclamando.

Ese mismo día, escribí una carta algo divertida, pero muy en serio, en la que narré lo ocurrido esa manana. Asimismo, di los datos del auto y a quién pertenecía, ya que era un auto de empresa, con el nombre de la misma en la puerta. Y la envié al consejo de la Iglesia.

A las pocas semanas (la iglesia nunca es muy rápida), recibí copia de la carta del Pdte. del Consejo de la parroquia, dirigida al "ingeniero" que había protagonizado el suceso, ya perfectamente identificado. El Pdte. es un profesor universitario, lo que en Alemania lo convierte en un VIP.

En su carta, el profesor, le explicaba que el estacionamiento de la iglesia era sólo para los feligreses, reservado sólo para quienes asistían a misa y que él no debería estacionarse más en el lugar. Reproducía mis palabras acerca de lo ocurrido con los ninos, y le exigía explicaciones al respecto.

A todo esto, una conocida mía que está en el Consejo eclesiástico, me contó que la carta había sido bien recibida y que sería la ocasión para colocar una barrera en el estacionamiento de la iglesia.

Dicho y eso, la barrera está ahí y se abre sólo antes y después de las misas:)

No se imaginan lo que me duele que traten mal a los pequenos y, en general, a los más débiles dentro de la sociedad, que deben ser protegidos, defendidos y apoyados.

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