miércoles, 2 de junio de 2010

Mi colegio, parece que no era tan malo ;)


Ayer estuve en una reunión de padres de un colegio (éramos sólo seis personas, a mí me invitó un profesor que parece que piensa que puedo aportar algo, ya que no soy de este grupo de padres, sino que estuve en una reunión con las víctimas... donde él me conoció) para dar una opinión acerca de las nuevas directrices de ese colegio, para la prevención de abusos sexuales.

Es uno de los colegios donde más abusos ha habido... o uno de los colegios más conocidos, donde más abusos ha habido. Hasta hace poco, era considerado uno de los diez mejores de Alemania.

Hay tres cosas que me llamaron la atención y que quería contarles brevemente:

1) en este colegio - y en otros muchos- había, en los '70 y después, duchas comunes... o sea, no individuales, sino duchas en que todos se bañaban juntos...

2) en este colegio -y en otros muchos- había camarines comunes y no individuales para cambiarse de ropa y ponerse y sacarse la ropa de gimnasia.

(Una amiga que estuvo por intercambio en Alemania en los '70, me cuenta que, ella vió en Tegernsee (zona muy buena, católica y conservadora de Baviera), camarines comunes para hombres y mujeres).

3) en este colegio -y en la inmensa mayoría de colegios alemanes- no había -ni hay- psicólogo/a escolar.

4) En este colegio -y en los colegios alemanes, en general- se pegaba, golpeaba, castigaba físicamente a los alumnos bien entrados en los años '70.

Contrastando -y, hay considerar que yo vengo de lo que aquí se llama el tercer mundo-,

1) en mi colegio había (no sé desde cuándo, pero por la edificación, presumo que, a más tardar, a partir de la primera mitad del s. 20), camarines individuales (no para los dos o tres primeros años, pero sí después).

2) Lo mismo, duchas... eran abiertas, pero individuales y tenían un camarín para vestirse o desvestirse después de ducharse.

3) En mi colegio, teníamos dos psicólogos/as permanentes.

4) En mi colegio, no se golpeaba, ni castigaba físicamente a los alumnos.

En un ambiente abierto y de respeto a los niños y a su pudor, es menos probable -ya que esto no se puede descartar nunca, pero hay que luchar contra ello y no claudicar- que se ejerza violencia sexual, por parte de los profesores con respecto a los alumnos y de los alumnos entre ellos.


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