domingo, 25 de octubre de 2009

El príncipe y la princesa


Hace un par de años, tuve que esperar en una determinada oficina y... tomé simplemente uno de los libros que había en un estante y lo leí entero :) Era de un príncipe XX, contaba su vida, a partir del fin de la II Guerra y de su regreso a casa, al castillo. Contaba también de su matrimonio, de su vida en el campo, de sus hijos, etc., etc.

Y contaba, con gran sencillez que hubo una época en que su matrimonio andaba mal. E incluso habían pensado en separarse.

Consultaron a un párroco de su confesión (de la Iglesia evangélica), no recuerdo si fue uno de sus parientes o no (es que en su familia, hay bastantes pastores) y él les aconsejó, al levantarse, al despertar cada mañana, aún en la intimidad de su pieza o habitación o recámara, leer juntos un pasaje del Evangelio, comentarlo y tratar de vivir la enseñanza de Cristo revelada en el pasaje leído por la mañana temprano, durante el día.

El príncipe confesaba, con gran sencillez, a sus lectores, que esto les había ayudado tanto en su matrimonio... que seguían con esta costumbre.

Ahí estaba ella, debe tener cerca de 80 ahora, en un comienzo no la reconocí (la había conocido hace años, en su castillo), estaba sola. Su marido el príncipe no sé dónde estaba, pero no sentado en su silla, a su lado... Pensé que ese día también habrían leído juntos el evangelio y lo habían comentado y ella trataría de ponerlo en práctica, incluso durante la conferencia.

Me acerqué a ella y la saludé (no pude dejar de pensar en cómo ella y su marido, con la ayuda del párroco evangélico y de Jesucristo, habían salvado su matrimonio, no se lo dije, claro).

Conversamos un rato, muy amablemente, hasta que el siguiente orador comenzó su presentación acerca de un tema de finanzas.


2 comentarios:

Diosenmicalle dijo...

Sencillez.Clave, palabra clave y actitud vital.

Yo entiendo que si el matrimonio participa de una misma fe, es importante que recen juntos. Cada matrimonio a su estilo y de la forma que más les ayude, pero sí.

Un cordial saludo desde Diosenmicalle

Tinta

Marta Salazar dijo...

muchas gracias! un abrazo!