Nació cuando ella era muy joven y... como se dedicó a él, no pudo estudiar, tenía que cuidarlo y trabajar (un poco, al menos) para mantenerlo.
Otra mamá podría haber dicho que le arruinó la vida y haberse arrepentido de no haberlo abortado. O podía haberlo abortado a tiempo...
Pero no lo hizo (y es tan fácil abortar en Alemania).
Afortunadamente, ella tuvo el apoyo (también monetario, pero no era suficiente, así que ella tuvo que trabajar limpiando... ) de sus papás, de los abuelos de Dominik.
Ayer asistí a su graducación: fue el mejor alumno de su curso, logró el promedio de notas más alto.
La abuelita (del papá, nunca más se supo) me contaba orgullosa que a Dominik le gusta la física y que le regalaron un telescopio, que ahora viajará a Australia, al Día Mundial de la Juventud, donde permanecerá un total de cuatro semanas, me contó que le gusta Beethoven y que a ella lo invita, de vez en cuando, porque es bastante caro, a la ópera.
3 comentarios:
Maravillosa entrada para una historia magnífica.
Ojalá haya muchos Dominik y más consciencia del milagro de la vida.
Gracias Marta por hacer esta entrada
"Ojalá haya muchos Dominik y más consciencia del milagro de la vida",
así querida amiga!
un abrazo!
Gracias por las visitas a mi blog. El tuyo también me parece interesante y entretenido. Seguro que nos visitaremos a menudo.
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