lunes, 28 de enero de 2008

La princesa lesbiana


Queridos amigos, me gustaría copiar aquí esta historia que escribí en mi blog anterior en septiembre del 2006.

Historia de una princesa

Una historia con mucho de realidad y algo de invento (mío, claro). Cualquier parecido con la realidad, podría ser mera coincidencia.

Érase un rey y una reina que tenían a una bella hija; érase una reina y un rey que tenían a un hermoso hijo.

Ambas parejas reales decidieron casar a sus hijos, porque era lo mejor para ellos, eran el uno para la otra. Según ellos.

Ambas parejas reales perdieron sus reinos. Vinieron los bolcheviques y, a mediados del s. XX, debieron abandonar sus vastos territorios del Este (en el Oeste, no tenían mucho, sólo parientes) y huir para salvar sus vidas y las de sus familias.

Con ello, la pareja de los príncipes, se quedó sin pan ni pedazo (sin reino que heredar) y hubo de huir muy, muy lejos, nada menos que al África, donde se dedicó a ayudar a los africanos a llevar una vida mejor... sin lograrlo, pero esta es otra historia, al menos ellos lo intentaron. Otros, nos lavamos las manos y sólo hacemos donaciones para los pobres del África...

Con el tiempo, la ex-joven pareja, convertidos ya en rey y reina, pero sin reino se vinieron a Alemania, donde intentaron criar a sus hijos lo mejor posible. Lo mejor posible según sus cánones de lo que es mejor en educación.

Uno de los errores fue mandarlos a internados (como no eran magos, no podían enviarlos a Hogwarts) y los privaron así, de la vida de familia que hubiese sido el ambiente apropiado para un posible desarrollo armónico de su personalidad.

Otro error fue juntarse sólo con gente como ellos (la llamada GCU), con eso, encerraron a sus hijos en un mundo de fantasía, por decir lo menos.

Su hija, la más bonita, fue también la más "díscola", la más salvaje, la más indomable. Iba a escribir "rebelde", pero era más loca que rebelde. Más bien, de rebelde, no tenía nada.

Su hermosura principesca tenía aspectos verdaderamente salvajes, propios de la gente del Este -se decía en Alemania-. Era aún joven y esto se notaba muchos más. Estaba como sin pulir.

"Lo tiene de su mamá", decían algunos, esos que todo lo saben. "Viene de un país de gente díscola". Típicos prejuicios que se tienen en contra de otros pueblos.

Siendo aún muy joven -y muy loca- la casaron con un príncipe que no había querido casarse antes porque le gustaban los hombres. Era decenios mayor que ella.

Le gustaban los hombres, no las mujeres, a quienes sólo toleraba; pero tenía que casarse y tener hijos -aún contra su voluntad- por el bien de la familia y para que alguien recibiera su herencia.

A "las bodas" acudió lo mejor de la decadente aristocracia europea. No todos son decadentes, en Alemania, me atrevería a decir que los menos. Me refiero sólo a la porción decadente, a "lo mejor" de entre los decadentes. A esos que todo el mundo conoce por aparecer en revistas de la farándula.

Algunos, con buena intención, pero mucha ingenuidad pensaron: ahora ella se va a calmar, casada con un hombre mayor. ¿No dice el Knigge que hay que casarse con hombres mayores que una? ¿Con hombres que representen al padre? ¿Alguien se demira de las ideas de don Sigismundo y su anticuado psicoanálisis? Si él sólo observó la realidad en algunas sociedades...

Otros pensaron: ahora él dejará su homosexualidad, si total, ya es muy viejo.

Él pensó: ella tiene facciones algo masculinas, por eso me gusta. O, al menos la acepto.

Tuvieron bellos príncipes, como estaba estipulado en el contrato de matrimonio.

Al papá de ella le dieron una "dote en contrario" y pudo dedicarse a la política.

Como sus hijos ya estaban grandes, y todos bien casados con personas de su nivel de aristocracia, él lo mandó todo al diablo, incluso a la princesa con la que lo obligaron a casarse siendo muy joven, hoy reina sin reino y se fue con la secretaria.

Poco después, murió. Según he sabido de buena fuente, arrepentido y esperando llegar al Cielo.

Como el viejo marido de la joven princesa era tan mayor, también murió. Se quedó sin corazón.

En el contrato estaba estipulado que ella no podría volver a casarse, so pena de perder toda la plata, el dinero, la herencia. De quedarse sin pensión, sin castillo, sin relaciones, sin viajes. De que la separaran de sus hijos, en quienes se volcó como la mejor mamá del mundo.

Y ella ya estaba acostumbrada al castillo, a sus hijos, a las fiestas y a la super vida que el dinero puede comprar.

Así que decidió -para conservar la plata y también a sus hijos- no volver a mirar a ningún hombre... (1)

Entre tanto, crió formalmente muy bien a sus hijos, incluso publicó libros sobre el tema. Exitosos, ampliamente recomendados por la prensa, leídos por millones de alemanes y alemanas un tanto (o bastante) snobs. Yo no.

En ellos se habla de los deportes, los idiomas, el protocolo, etc., etc., en fin, en fin, todas esas cosas que tienes que saber cuando eres un príncipe y todo el mundo se tira al suelo cuando escucha tu nombre. Yo no.

Y no miró más a ningún hombre... Pero, como necesitaba consuelo, empezó a mirar a las mujeres.

En el contrato no decía nada de tener una amante, sólo se le prohibía tener un amante.

Y así fue como acabó: con una amante.

La única base del matrimonio es el amor, ni la conveniencia, ni el rango social, ni las necesidades económicas de los padres, ni los buenos partidos, ni la plata, ni nada. Lo único es el amor... de otra forma, terminamos mal.

__________________

(1) A mi modo de ver, una cláusula así no tendría ningún valor en el derecho civil de las naciones civilizadas. Pero en Alemania lo tuvo, al menos eso pensó ella y los abogados que redactaron la cláusula. Que no fue objeto de revisión judicial. Ella no acudió a los tribunales. Ha habido dos fallos recientes en que se ha declarado nulas cláusulas similares, no iguales, pero que tienen que ver con el derecho de familia y el patrimonio y ponen condiciones, a mi modo de ver nulas por tener un objeto ilícito. En ambos casos han afectado a familias de la nobleza. Hoy tenemos un caso así en la familia real de Prusia y los abogados, estamos esperando a ver cómo termina.


4 comentarios:

Benita Pérez-Pardo dijo...

OOOOOOOOOOOOOOOOOH!. Es una historia esperpéntica!!. Desconozco a los prtagonsitas. Me incultura del lugar no me permite ni "adivivinar" pero es trsite ver que se negocia con lo inegociable. Posición, dinero por la libertad!!. No hay dinero que lo pague. El respeto sincero nace del fonde del alma no de una posición determinada. Hay un interés por los carg y un aprecio a las personas.
Estoy impresionada!!

Marta Salazar dijo...

así es querida Benita!

"es trsite ver que se negocia con lo inegociable. Posición, dinero por la libertad!!. No hay dinero que lo pague. El respeto sincero nace del fonde del alma no de una posición determinada. Hay un interés por los carg y un aprecio a las personas", de acuerdo contigo!

cuando yo lo supe, también quedé impresionada!

Un abrazo!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Marta Salazar dijo...

Sorry, en mis blogs no se admite comentarios anónimos, ni aunque vengan del País Vasco y publico los datos de todos los anónimos.

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