lunes, 8 de octubre de 2007

¡Soy roja!


Recordando el pasado... reciente. De mi blog anterior (de agosto pasado):

¡Soy roja!


Una semana tras otra, trrrr, tuac, tuac, tuca, tuca, brrrr, grrrr, booom, bang...

Habrían la calle una vez para tender unos cables o fibra óptica o quizás qué.

Después la cerraban.

Precedían a asfaltarla.

A los pocos días, la volvían a abrir e instalaban no sé qué canales...

Fui con motivo de estas últimas obras que escribí este artículo en aesd, antes de que existiera HdA Integración: trabajadores del Este y el caso de los inmigrantes españoles

Peter Paul, mi jefe y amigo (me dicen que no se debe trabajar con amigos, pero Peter Paul y yo nos atrevimos a hacerlo, pese a todo lo que ocurrió antes y que contaré algún día en este blog... tal vez) me dice: ya no soporto más, no lo resisto, me voy a volver loco! No aguanto más el ruido! Etc., etc., etc.

A mí, que me encanta el ruido, la gente y que si hay algo que no soporto es el silencio y la soledad, le contesté: ¡alégrate! Están trabajando! ¡Me encanta el ruido de las máquinas y del trabajo humano!

Me quedó mirando y me dijo: "eres realmente roja; sí, es tu veta roja, no hay duda". Y se rió.


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