lunes, 3 de septiembre de 2007

¿ Igualdad de la mujer en la vida laboral en Alemania ?


Queridos amigos: a propósito de lo que comentábamos el fin de semana en el foro de La canciller Merkel es la mujer más influyente del mundo y de lo prometido a Lilian y Rigo (y después del post de ayer La filipina y su marido ¡y la suegra!, entramos más en el plano de la igualdad de la mujer y de la necesidad, en un país como Alemania de las cuotas femeninas, que son un mal, pero parece que un mal menor en relación con la mala situación laboral de la mujer en el país. Y no creo que sólo en el occidente del país.

El artículo fue publicado el sábado 19 de agosto del 2006 en mi blog anterior.

El abogado que menciono es el dueño de una de las oficinas más importantes del país, al menos, teniendo en cuenta el % de empresas DAX que ellos atienden. Esto es, una persona que sí influye mucho y me consta que es muy admirado. Un ejemplo a seguir, para muchos. No dudo que este sr. sea un "ejemplo" en muchos sentidos, pero, indudablemente, no en éste.

Trabajar con hijos en Alemania

Peter Paul quería que trabajara con él. Me lo propuso anónimamente a través de una amiga común, quien no debía decirme de quien procedía la oferta. Gracias a mi suspicacia habitual, supe inmediatamente que la oferta de trabajo venía de él.

Con mi cambio de casa, me venía todo como anillo al dedo, bueno, casi... porque me hubiese gustado más un trabajo académico de investigación, como lo que estaba acostumbrada a hacer y no uno en el mundo de las finanzas.

Pero como me encantan los desafíos, dije inmediatamente que sí.

Un cierto día se fijó la renuión con los accionistas y Peter Paul me invitó a la reunión para que ellos me conocieran. Claro, porque siendo él el gerente general, era el que tomaba la decisión acerca de a quien contrataba. Obvio, lo más normal. Al menos, eso pensaba yo...

Todos más o menos bastante mayores, salvo uno (abogado de un país vecino, uno de esos países famosos por sus bancos y por sus relojes).

Lo que había sido planeado por Peter Paul como una renión de conocimiento mutuo, terminó en un fiasco, para él, para mí y no me queda claro para quién más.

Porque los socios, sobre todo el que ponía más dinero, dijo que no le parecía necesario que el gerente de la nueva empresa tuviera una asistente, lo que él necesitaba era una secretaria que contestara el teléfono, ordenara los papeles (y preparara café, claro).

Peter Paul argumentó que él estaba acostumbrado a trabajar con una asesora y que no necesitaba secretaria. Le preguntaron: "¿qué hace si suena el teléfono y Ud. no está?" Él contestó: "voy a tener un contestador automático y llamo de vuelta".

Por mi parte, yo estaba acostumbrada, de Chile, al sistema gringo de los pools de secretarias, pero no de esa típica secretaria del gerente, como se usaba a más tardar en los '50 ó '60. Hay que considerar que una secretaria es, en Alemania, sumamente cara, y lo que se invierte en ella, no está en relación con lo que ella puede hacer, laboralmente.

Si me preguntan a mí -y que me perdonen las secretarias que lean este blog- pienso que con el advenimiento de las computadoras y con la desjeraquización de las relaciones laborales, las secretarias han perdido mayormente su razón de ser.

El inversionista contratacó: una secretaria es más barata y además, ¿¡cómo se le ocurre a Ud. trabajar (se refería a mí) con hijos!?

Evidementemente que yo sé cómo tengo que comportarme ante una pregunta así. Sé que todo puede tornarse para bien, depende de tu respuesta y de cómo manejes la situación. No hay que perder nunca la calma, nunca hay que alterarse. Siempre hay que sonreir, como los asiáticos, dar una respuesta de nivel.

El abogado del país vecino amenizó la situación comentando sobre mí: "Es Ud. la única persona que puede hablar más rápido que el Sr. tanto tanto", se refería a Peter Paul. Sí, ya sé, hablo muy rápido.

Pero esta fue una pelea que Peter Paul y yo perdimos. El peso del dinero del principal accionista fue mayor que la opinión de Peter Paul y de, por lo menos, uno de los accionistas. Del otro, pienso que puede haber estado o no de mi parte. Es difícil decirlo.

Yo quedé bien, la decisión no dependía de mí, di la pelea y perdí. Todo es para bien, porque un año más tarde, sí empecé a trabajar en la empresa de Peter Paul y en condiciones que me gustan más que las que me había ofrecido inicialmente. El accionista que abogaba por la secretaria se retiró de "nuestra empresa". Mejor.

La amiga que hizo de agencia de trabajo (ver más arriba) me comentó que a su marido, nunca le habían preguntado si podía trabajar con seis hijos, además del perro de caza... y la caza misma.

Después de todo, soy yo quien decide si puedo o no trabajar con X número de niños, ¿o no?

Ayer entró en vigencia la ley de igualdad para Alemania. Sin embargo, sabemos que este tipo de problemas continuará existiendo dentro de la sociedad. Que la controvertida ley no es más que un saludo a la bandera.


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