Este fin de semana, como hubo buen tiempo, Katja y Anja se reunieron nuevamente, en un restaurant a la orilla del río Rhin... Esta vez, recordaron viejos tiempos... Que no necesariamente eran mejores, sino sólo diferentes.
Katja: recuerdas a esa chilena casada con alguien de la embajada, poco antes de que los diplomáticos se fueran de Bonn?
Anja: yo estaba chica, en el colegio; pero me acuerdo de ella y de sus ninos... De su marido no me acuerdo para nada... Pero la recuerdo perfecto a ella. Mis papás no estaban nada de metidos en el mundillo de los diplemáticos; pero a ella sí la conocían.
Si mal no recuerdo, su marido no era diplomático, sino agregado militar...
Katja: sí, tienes razón...
Me acordaba de ella por lo que leí el otro día en el blog Historias de Alemania, Un hombre o una mujer
Anja: ...a ver...
Katja: La fulanita de tal, de nacionalidad espanola y algo así como "la jefa" de muchas hispanoparlantes, me contó -sin criticar esta afirmación- que las demás chicas latinas la criticaban porque en las recepciones, estaba en el "grupo de los hombres", hablaba sólo con ellos...
Anja: Jaja, en serio? No puedo creer que alguien pueda "criticar" algo así...
Katja: sí, entre mujeres emancipadas como nosotras, es impensable que alguien pueda hacer grupo aparte para conversar de temas de mujeres y otro grupo para conversar temas de hombres...
Anja: yo tampoco... Pero lamentablemente, aún se ven estos grupos y no sólo entre las musulmanas o las latinas... En muchas sociedades, hay grupos retrógrados.
Katja: tienes razón. El problema es cuando estos grupos retrógrados ocupan casi toda la sociedad...
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