Una historia de policías y ladrones, para el día domingo... la prometí el otro día en A mí me da mucho asco el racismo y trata de un delincuente procedente de Uruguay, descendiente de una autodenominada familia aristocrática espanola-italiana, según su propia declaración. Durante el proceso, declara que él es de "ascedencia noble"... Prefiero no comentar... Su foto durante el proceso...
Se trata del famoso Fensterbohrer = el taladrador de ventanas, conocido por este nombre, ya que hacía agujeros en ventanas y balcones para entrar a las casas que robaba. Entre 2000 y 2007, perpetró por lo menos 500 robos (dinero y joyas) en casas particulares en Austria y Alemania. Aparte de robos en Italia y en Holanda.
En uno de ellos, fue descubierto por el dueno de la casa y el uruguayo, simplemente lo mató de un disparo, en Hamburgo. En Frankfurt, fue igualmente descubierto por los duenos de casa, a quienes disparó, sin lograr matarlos, pero dejándolos gravemente heridos.
A sus 63 anos, el uruguayo con pasaporte italiano, fue condenado a cadena perpetua el 2008 y a "prisión preventiva" de por vida, lo que significa que no abandonará nunca más la cárcel. En su defensa ante el tribunal, Americo (así le pusieron sus padres) dijo que no lo podían condenar, ya que tenía que ocuparse de sus cinco hijos... a los que siempre logró contactarlos "con la mejor de la sociedad"... de qué sociedad estará hablando?
Cuenta la historia que, después algún "putsch" militar en Uruguay el 73, es detenido... y que en 1979, la familia se traslada a Italia (de regreso a las raíces). Le pregunta el juez alemán cómo mantenía a su familia, a lo que él responde que, en 1994 sufrió un accidente y perdió la memoria...PLOP!
Durante el proceso, se da cuenta del lujoso estilo de vida de Americo, a lo que el uruguayo responde que eso no es cierto, ya que él es socialista (yo me pregunto... desde cuándo esto es un obstáculo...). Agrega que él ama a las personas y siempre lo compartió todo con los demás (ah! trata de dárselas de Robin Hood).
Resulta que Americo entraba en las casas de "los ricos", donde lo primero que hacía era abrir el refrigerador y comer lo mejor que encontraba, deliciosos manjares anhelaba su aristocrático paladar. Para después ponerse manos a la obra y robar el dinero y las joyas... Y precisamente fue esto y la pelea con la persona que mató en Hamburgo (para ocultar su crimen) lo que finalmente, lo delató.
Exacto: fueron las pruebas de ADN o DNA lo que finalmente llevaron a su identificación. Fue la huella genética que dejó en la cocina de las casas robadas (donde mató a personas o intentó matarlas, ya que, en estos casos, la policía puede recurrir a la prueba genética). Como es la costumbre en algunos países, dejaba restos de comida en los platos...
Probablemente, cuando Americo inició su carrera criminal, no se imaginaba que su glotonería lo llevaría, algún día, a la cárcel, ya que, en aquel entonces, no existía aún este técnica.
Asimismo, era fetichista, ya que entraba a las casas y se sacaba sus zapatos poniéndose los de los duenos de casa, incluso si eran de mujer. Esta curiosa costumbre le sirvió a la policía para relacionar algún robo en que usó los zapatos de alguna de sus víctimas en un nuevo robo.
Al escuchar la condena, el Fensterbohrer, en su delirio de grandeza, se queja amargamente: "Siempre estuve entre médicos, jueces, filósofos y trabajadores y ahora, tendré que compartir mi cleda con traficantes de droga".
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