Lo más curioso es que unos días antes de que esto ocurriera, o sea, de que yo fuera testigo de los gritos de la loquita que se imaginaba que había un asesino en la mesa (¡Eres un asesino!), conocidos me habían contado que, estando en un restaurant en el Norte de Alemania, tenían frente a su mesa a un hombre que conversaba animadamente con otra persona a la que no podían ver, ya que el hombre la tapaba...
Lo más impresionante fue que cuando se levantó, se dieron cuenta que al otro lado de la mesa no había nadie... Pero si un plato y un vaso y que el hombre había estado "conversando" todo el tiempo con una persona inexistente.
Me contaban que el hombre pagó y se despidió del camarero de manera "normal" y se fue con su amigo/a invisible como si fuera lo más normal del mundo...
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