domingo, 14 de febrero de 2010

Temblar de miedo...


"Cuando esa persona vea tu número de teléfono en el display, debería empezar a temblar de miedo". Esa persona era un individuo de la especie humana que realiza un trabajo X que yo debo coordinar o del que yo debo informar a nuestro común cliente.

Fue este el consejo que me dieron hace algún tiempo cuando comencé mi relación de trabajo, coordinación e información con esta persona.

Dije, desde un comienzo que no lo pretendía, bajo ninguna circunstancia, una relación así. Pero no pude explicar más porque cuando me dicen algo absurdo, a veces, no sé qué contestar. Sólo que no lo haré, o no es así.

Ha pasado algún tiempo y sé que cuando yo lo llamo, él se alegra de escucharme. Lo noto en su voz y en sus palabras. Es un hombre muy amable, hace bien su trabajo, lo que tengo que agradecerle y no estoy dispuesta a convertirme en una bruja ante la que los demás tiemblan.

No va con mi personalidad, ni se compadece con mi idea de lo que es trabajar bien, ni creo que pueda motivar a nadie para trabajar bien que tiemblen cuando vean mi número de teléfono. Muy, pero muy, muy por el contrario.


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