lunes, 6 de julio de 2009

Para servir el café...


No quería contar esta historia... aún, pero el comentario de María del Carmen en el foro de El peluquero cantante, me mueve a hacerlo.

Estábamos en una reunión de trabajo de un grupo cultural donde uno de los participantes era un sacerdote español.

Habíamos empezado recién la reunión y el café estaba esperándonos en un termo, al lado las tazas. Esto del café y galletitas es muy común en las reuniones de trabajo en Alemania.

Me paré (puse de pie, es) y comencé a servirlo. Les prometo que yo no soy ni la más hacendosa, ni la persona más servicial. Es más, les confieso que soy bastante inútil en todo lo que sea "casa". Pero, igual estaba ahí sirviendo las tazas, mientras los demás (todos, menos él sacerdote) alemanes y mayores que yo, permanecían sentados y hablaban entre ellos. Lo que a mí no me molestó en absoluto. Pero...

El sacerdote (el mayor, en edad, de todo el grupo, lo que en Alemania, pesa) se levantó molesto, pero sin el menor asomo de malos modales y comenzó a servir las tazas conmigo, al tiempo que interrumpía al resto, a quienes les dió un discurso express, por no decir sermón, acerca del espíritu de servicio y de que no estamos sobre la tierra para que nos sirvan, sino para servir alegremente a los demás.

Deberíamos tener más inmigrantes españoles como él en Alemania :)


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Deberia haber personas asi en todas partes: bien dispuestas y trabajadoras, mejor nos iría a todos...

Ah, me has recordado el Kaffetrinken en Alemania... la primera vez que visite el pais fue un horror, porque "gracias" a la hospitalidad de la familia de mi herr he llegado a comerme 4 porciones de tarta casera en un solo kaffetrinken: "prueba esta Nusstorte, ya verás que rica" (verdaderamente lo estaba, jajaja!). Mi herr se moría de risa y me decía que tenía que aprender a decirles "no" a su madre y su abuela. Al final logré controlarme, o me hubiese engordado 10 kgs en menos de un mes :D

En España no se vive tanto de puertas adentro. Somos muy "callejeros": quedamos para pasear, para tomar café o una copa, pero raramente en casa. Sólo se invita de vez en cuando a los amigos más íntimos y la familia más cercana. Los árabes también son muy celosos de su intimidad, construyen casas de altos muros y ventanas clausuradas al exterior. Es difícil relacionarse con ellos. Pero cuando se toma contacto, son muy hospitalarios y amables. Siempre ofrecen café o té al invitado, rechazarlo se considera una gravísima ofensa y falta de educación. Las tazas no se llenan del todo, es costumbre tomar un número impar antes de sacudir ligeramente la taza vacía para indicar que ya no se desea tomar más.

María del Carmen

Marta Salazar dijo...

ja ja ja, cuidado con los kuchenes y tortas!

no sabía lo de las tazas medio vacías!

conmigo deben estar feliz, porque siempre me devoro todo lo que me ofrecen los árabes!

acá en Alemania, sí se invita mucho a las casas, cuando se invita... ese es el otro punto: que hay mucha gente que vive totalmente sola... parece que le tuviera miedo a las otras personas!

Un abrazo querida María del Carmen!