Me estaba muriendo de hambre... Mis pasos me llevaron a uno de los dos kioskos de esa calle, que son lejos, de los mejores de Bonn, según yo :) Mucho mejores que los de Godesberg. Estaba en Bonn Norte, en un sector no precisamente de lo más elegante y, tal vez por eso, con pancitos con queso menos sofisticados, pero más ricos :)
No había nadie atendiendo el kiosko... y yo me moría de hambre... y tenía poco tiempo.
Afuera, sólo dos chicos, ambos haciendo algo en su celular. Uno de ellos acababa de llegar y se veía... al menos de lado, es que lo vi de lado: musculosos brazos (tipo bodybuilding), todo tatuado... no muy alto. O sea, no se veía muy confiable, según yo.
Me acerqué al kiosko y cuál no sería mi sorpresa cuando el tatuado entró al kiosko y lo vi de frente... y ya no de lado. Los tatuajes no se veían; los músculos, tampoco. Inmediatamente lo reconocí como uno de los que atiende el kiosko. Me sonrió -pero con una sonrisa de verdad- y le pedí un pan con queso.
Me sentí un poco mal por haberlo mirado con tan malos ojos debido a su apariencia personal :( Sí, no hay que juzgar por las apariencias y además, si quiere verse así, tampoco me va ni me viene :) Así que le dije lo que pienso:
"Uds. (son dos los que atienden: una mujer y él) tienen realmente los mejores sandwichs de todo Bonn, me encantan, son demasiado ricos. Muchas gracias". Fue muy sincero de mi parte, de verdad. Pero fue además, un poco resarcimiento interior, al menos :)
Él -muy dulce- me contestó sonriendo bellamente: "es que los preparamos con mucho cariño para nuestro clientes".
Dulce, muy dulce el chico musculoso, debiera haber más como él.
2 comentarios:
Nobleza obliga. Muy lindo de tu parte el reconocimiento de su valía.
es que no hay que dejarse llevar por las apariencias ;) me lo repito a mí misma :)
un abrazo!
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