Ahora que se acercan las fiestas de Navidad, les contaré de Juppes (arquitecto, papá y abuelo de amigos). Un hombre buenísimo. Además, muy divertido y siempre alegre.
Hace algunos años, Juppes volvía a su casa después de la misa de Navidad y parece que la prédica lo removió tanto que decidió invitar a su casa (departamento bastante amplio) a los mendigos y/o sin casa que encontró en su camino de regreso.
Su hija nos contó que volvió con cinco y su mamá casi se muere. Los sentaron a la mesa, junto a todos sus hijos -y quién sabe quién más estaría invitado ese día- y compartieron su fiesta, un rato de su vida y su comida con ellos.
Todos podemos aprender de él... ojalá hubiese más gente como él en el mundo... es un ejemplo...
6 comentarios:
Que bella historia, y que bella persona. Un ejemplo a seguir.
Es lindo que todavía alguien tenga fe en los demás, deseos de ayudar y que esas personas no fueran ladrones, que algunos desafortunadamente lo son.
Saludos cariñosos. Hilda
sí querido Félix, para mí, es también un ejemplo! en muchos sentidos!
claro Hilda! yo me imagino la cara de su sra. al verlo llegar con los mendigos!
por mi experiencia, los mendigos son gente buena (en Alemania, al menos) que ha "tenido mala suerte" = generalmente, de familia destruida y/o que ha caído en la dorgadicción o en el alcohol.
No es habitual que sean criminales (me refiero a personas que cometen delitos), sin embargo, es un peligro que roben para poder comprar droga o alcohol.
En Euskirchen, ha habido históricamente bastante pobreza (incluso había un sector de slums! que ya sacaron) y, por tanto, el movimiento de la iglesia (católica, porque es zona católica con algunos calvinistas) ha sido tradicionalmente bastante fuerte en ayudar a los sin casa... que generalmente duermen en un local de la iglesia.
Cuando yo vivía allá, había un diácono que se encargaba únicamente de los sin casa de la ciudad...
Evidentemente que lo que hizo Juppes no soluciona el problema de los mendigos sin casa; sin embargo, estoy segura que los ayudó a sentir un poco de calor humano de parte de quienes están "bien situados" en la sociedad y también, a recuperar un poco su autoestima, por llamarlo de alguna manera...
Un abrazo a los dos y gracias por los comentarios!
Qué bonito es esto que cuentas. Recuerdo perfectametne una conversación que tuve en París en una estación de tren donde esperaba la llegada de unos amigos con un "clochard". Aquél hombre estaba tan contento de que supiese alemán (su mamá había sido de la Alsacia) que me regaló un "cubremecheros" plateado con la catedral de Estrasburgo y el nombre de la ciudad marcado.
Aquello me impresionó tanto que hace casi 20 años y lo recuerdo como ayer.
Aquél hombre al que yo miraba con desconfianza y que nada poseía apenas ¡me había hecho un regalo!
¡Ah! Por supuesto que lo guardo y aún lo tengo.
Hola hola! y si escribes un post, con foto del cubremecheros? sería buenísimo! me encantan los clochard!
un abrazo fuerte y feliz Navidad!
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