miércoles, 22 de agosto de 2007

De inmigración y asilo - ¿por qué los asilados no pueden trabajar?


Hoy se cumplen 15 años, del ataque a un asilo de asilados vietnamitas en Rostock, ver Vor 15 Jahren wurden ein Rostocker Asylbewerberheim angegriffen y, me parece que podrá interesar este artículo de junio del 2006, que copio a continuación.


Animada por este post ¡Que comience el debate! del estupendo blog de Gabriela Calderón (cuyo link es nada menos que debate-me, lo que revela que es una partidaria de la cultura (dije cultura) del debate) entré a la página del Instituto Cato, donde trabaja Gabriela y escogí algunos artículos para leer.

El segundo escogido, y leído fue este La inmigración a debate: El problema es el estado de un profesor español, Lorenzo Bernaldo de Quirós.

Me detuve en los párrafos que el autor dedica a la relación entre el mayor o menor estado de bienestar y la motivación de los inmigrantes:

"En los siguientes Gráficos es posible observar la respuesta de los flujos migratorios al crecimiento económico y a la mayor o menor generosidad del Estado del Bienestar en las sociedades anfitrionas. Para ilustrar esa relación se ha utilizado una hipótesis: La existencia de un retardo entre el acto de inmigrar y el incremento del PIB en el año anterior. El resultado es bastante claro. En los países desarrollados que ofrecen menores prestaciones sociales a la inmigración, ésta viene determinada básicamente por el comportamiento de la economía como se comprueba en las regresiones que siguen a continuación. En ellas se ve claramente el alto grado de correlación positiva existente entre la evolución del PIB y los movimientos migratorios en los países con sistemas de protección social bajos o moderados para los inmigrantes.

"En cambio, los Gráficos 4 y 5 muestran claramente como los países desarrollados con Estados del Bienestar más generosos atraen flujos migratorios que poco tienen que ver con la marcha de la actividad económica. Esto no significa per se que se trate de una inmigración de “buscadores de rentas” pero sí que el crecimiento económico no es la variable explicativa de las corrientes inmigratorias como sucede en el caso anterior".

Indudablemente les recomiendo ver los gráficos a que Quirós se refiere.

La verdad es que, desde que yo llegué a Alemania he escuchado que los asilados (esta vez me refiero a este tipo especial de inmigrantes que Alemania fue tan generosa de acoger desde el fin de la II Guerra Mundial y que llegaron abundantemente del Este de Europa) son unos flojos / perezosos que no quieren trabajar, sino vivir del estado. No descarto que en algunos casos pueda ser así. Supongo que este sentir y pensar popular no alude a personas como los Lobkowitz, o los Czernin o a los Kinski o a los Schwarzenberg, only for example.

Sin embargo, todo esto me hizo recordar a uno de los primeros amigos (aunque bastante mayor que yo, je je) que tuve al llegar a Alemania.

Pese a que, en aquella época sufríamos todavía la existencia de la cortina de hierro y él quería emigrar a Brasil, me doy cuenta -lo busqué en internet- que sigue en Europa, convertido en un economista experto en temas agrícolas y que vive y trabaja entre Budapest, Viena y München.

Bueno, ya en esa época era un cerebro, tenía un doctorado en Hungría y una Habilitation en economía en Berlín (occidental). La Habilitation es lo que da la licencia (todo el sistema viene de la Edad Media) para enseñar en una Universidad alemana, bueno, si tienes la plaza... si no, será tema para otro post.

Mi amigo tenía otro amigo que había llegado como asilado a Alemania y éste amigo tenía una amiga, también asilada. El amigo ya había estado tanto tiempo en Baviera que ya podía trabajar y ganarse la vida. Tenía un buen trabajo, debe haber ganado bien, porque, sin ser funcionario público (como extranjero no podía serlo) tenía un seguro médico privado, de esos que puedes tener sólo si ganas bastante.

Pero la amiga de ambos había llegado hacía pocos años de Hungría y no le estaba permitido trabajar. Me contaron, me contó ella misma que trabajaba informalmente limpiando casas, para ganar un poco de dinero adicional a lo poco que recibía del estado como asilada húngara. Incluso recuerdo que una vez fuimos invitados por una de sus patronas -una viejecita muy agradable y simpática- a tomar el té, todos juntos, esto es, los tres húngaros y yo.

Entonces me pareció tan injusto y tan tonto que los asilados no pudieran trabajar. Y tuvieran que vivir como mendigos del estado. Vivir de nuestros impuestos. Ok, la medida pretendía proteger a los alemanes: la filosofía que está detrás es que cada plaza ocupada por un extranjero, en este caso por una húngara, es un empleo que no será ocupado por un alemán.

Pero, como me explicó no sólo esta viejita, sino otras muchas más, no había alemán/a que quisiera dedicarse a limpiar. Al menos en aquel entonces; como actualmente la situación económica ha empeorado en Alemania, ahora sí se encuentran con algo más de facilidad.

El investigador español señala en un lenguaje académico: "Desde esta óptica, quienes se oponen a la entrada de trabajadores foráneos por sus hipotéticas consecuencias negativas sobre el nivel de empleo y de renta de determinados colectivos de la población nativa deberían también oponerse a las inversiones de capital del país de acogida en el exterior y/o a las importaciones de productos extranjeros. En pura lógica, la importación de productos intensivos de mano de obra poco cualificada produciría sobre los salarios nativos de ese segmento del mercado laboral un impacto similar al de la inmigración".

La dificultad de Alemania actualmente me parece que es la que se decribe aquí: "El problema básico en sociedades con un paro elevado y con rigidez laboral es que la llegada masiva de inmigrantes puede crear tensiones sociales y políticas, empujar a esas personas a la marginalidad e imponer una sobrecarga a los presupuestos públicos como consecuencia de las prestaciones sociales y otros costes derivados de la inmigración".

Paro = desempleo = cesantía

"Por lo que se refiere al impacto de la inmigración sobre el Estado del Bienestar, sobre los impuestos y sobre los gastos estatales la evidencia empírica cosechada es mixta y no permite extraer conclusiones definitivas. En un primer momento, los inmigrantes son generalmente contribuyentes netos a las arcas públicas porque constituyen mayoritariamente un colectivo de individuos jóvenes en edad de trabajar y el país receptor no ha tenido que pagar su educación. Un estudio británico del Home Office estima que la población nacida en el extranjero y residente en Gran Bretaña paga en impuestos un 10 por 100 más de lo que recibe del Estado."

Todo esto me recuerda la historia de Vargas Llosa (de Mario, a mí, quien me gusta mucho más es su hijo Álvaro) que Gabriela cuenta en su blog, ¡no dejen de leerla! Está en Sí, Otra Vez: Un Post de Vargas Llosa


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