Ayer llevé dos polerones con capucha y cierre clair al café para gente pobre que queda cerca de mi casa y donde ayudo una vez a la semana.
Uno de los pobres me vió y vino inmediatamente, se los probó (no es fácil, porque es espástico) y estaba tan pero tan feliz que me abrazó y me dió un beso :)
A veces, no cuesta mucho hacer feliz a alguien...
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